Salvador Dalí siempre admiró a Antoni Gaudí. La fascinación que sentía por el gran arquitecto, especialmente por su edificio más emblemático, la Sagrada Familia, la plasmó en numerosas obras.
Entre las ilustraciones que realizó para su Auca, Dalí creó este interesante dibujo en el que el número 23 se transforma en una construcción hecha con los elementos de la naturaleza que tanto le gustaban al arquitecto, creando una perfecta simbiosis entre el surrealismo de uno y el modernismo del otro.